Es el comentario que aparece en el diario El
Mundo (16/06/14), atribuido al entrenador del equipo español de fútbol, V. Del Bosque, al llegar a la
concentración de Curitiba en Brasil. Creo que los jugadores están altamente
motivados, tanto intrínseca como extrínsecamente, porque les gusta lo que
hacen, son altamente competentes, tienen una alta autoconfianza, un alto
reconocimiento social y, además, una suculenta prima por ganar.
En el caso de las emociones, que en parte no
están bajo su control,
aparecerán con alta intensidad cuando vayan a disputar los partidos; lo que
sucede es que un exceso o una baja respuesta emocional afectara negativamente
al juego. Pero la regulación emocional en situaciones de competición pertenece
al mundo de las funciones ejecutivas.
Por eso, a mi modo de ver las cosas y al de las
investigaciones realizadas al respecto, el buen juego dependerá de la adecuada utilización de dichas
funciones. La regulación emocional, ya señalada, la planificación de la
competición (tanto individual como grupal), la elección de la solución correcta
para cada situación y la determinación
en su ejecución serán las claves para que la selección española pueda
desarrollar su nivel de juego. Todo ello depende de las funciones ejecutivas que, como ya hemos
señalado anteriormente, determinan el rendimiento eficiente y son
entrenables.