miércoles, 30 de julio de 2008

el trabajo bien hecho

Era la valoración generalizada que expresaban los representantes institucionales en la rueda de prensa realizada con motivo de la presentación  de la delegación española para los Juegos Olímpicos 2008, sgún los comentarios aparecidos en los diarios de mayor tirada estatal y el D.V. del 28/08/08. Para ello, se basaban en los resultados obtenidos por los deportistas españoles durante el presente año, es decir, utilizaban como referencia evaluativa un indicador que no sirve para ello, como ya lo hemos señalado y  razonado en una entrada anterior. Se continua funcionando con dinámicas del pasado, carentes de una base mínimamente científica, sobre la que se pueda construir un modelo de alto rendimiento sólido y garantista, centrado en el crecimiento personal del deportista y en su mejora contínua. Además en alguno de los casos mencionados, como R. Nadal y C.  Sastre, dudo que hayan tenido algo que ver en su preparación las federaciones estatales correspondientes. Por lo demás, me gustaría que todos los deportistas españoles que acudan a la olimpiada rindan por lo que valen  y, si obtienen medalla mucho mejor.  Pero lo que más deseo es que todos ellos hayan basado su  preparación de acuerdo a los parámetros señalados por  el corredor C. Sastre, brillante vencedor del Tour de Francia-08: trabajo, sacrificio, esfuerzo, respeto, perseverancia y honestidad. Disputar unos Juegos Olímpicos de esta manera y darlo todo es el verdadero éxito y, si a esto le acompaña la suerte suficiente, seguro que se alcanzarán los resultados deseados.



martes, 29 de julio de 2008

los sueños también llegan de mayor

Son las palabras que señalaba  el ciclista C. Sastre antes de llegar a París vestido de amarillo, una vez finalizada la etapa contrarreloj y virtual ganador del Tour de Francia 08.  Al parecer gestionó excelentemente la angustia, ya que su actuación en la etapa fue casi perfecta, según los entendidos. Señalaba la importrancia del aspecto mental en el triunfo conseguido y en la capacidad de tomar decisiones correctas en los momentos oportunos. Y continuaba “ dicen que los sueños se cumplen cuando eres niño, pero parece que llegan también cuando eres mayor”. El recordar esos sueños numerosas veces a lo largo de su vida, a pesar de que no lo identifica como parámetro de rendimiento, seguramente habrá contribuido a disputar la etapa con la calma necesaria, con la frialdad ejecutora y con un pedaleo ligero, seguro, firme y de ritmo fácil, según la valoración (El País 27/08/08) de otros corredores españoles presentes en la ronda gala.



domingo, 27 de julio de 2008

gestionar la angustia en noventa y cuatro segundos

Es un título aparecido en prensa, El País (26/07/08), referido a la etapa contrarreloj que deben de cubrir los corredores en el Tour de Francia-08, y en cuyo artículo los dos corredores que se disputaban la victoria final hacía referencias a esta dimensión. Son muy aleccionadoras las declaraciones del corredor español C. Sastre “Me siento tranquilo y relajado, tengo delante de mí esta oportunidad y voy a luchar por ella”. Son pensamientos muy acertados que seguro le ayudarán al rendir a buen nivel. Además, continua “ el gran día ha llegado y yo estoy listo”. Sin embargo el preparador de C. Evans, el corredor australiano, centra su explicación en “la angustia de quien lleva el maillot amarillo y teme perderlo” y continua “la gestión de la angustia que invadirá a Sastre cuando reciba las referencias de los tiempos de Evans y comience a pensar que sus 94 segundos se van a quedar en nada”. Comparando estos dos planteamientos vemos que en caso del español se encuentra centrado en aspectos endógenos y afronta la situación como un reto personal, es decir, en el punto óptimo. En el segundo caso, se centra en aspectos exógenos y, sobre todo, centrado en lo que hará el corredor adversario. Me imagino que si el corredor español acompaña a estas palabras sus tareas correspondientes seguro que rendirá al máximo. Por el contrario, si el corredor australiano mantiene el discurso de su preparador creo que su rendimiento dejará mucho que desear.



viernes, 25 de julio de 2008

el resultado obtenido y su imposibilidad de utilizarlo como referencia evaluativa

Continuamente observamos que, cuando se producen triunfos exitosos, se tiende a valorara positivamente el trabajo realizado en el entrenamiento y en la preparación de un campeonato. Sin embargo el resultado de clasificación, entendido como el puesto conseguido, no debería tener esa función evaluativa que en determinados ámbitos y en demasiadas ocasiones continúa siendo la única forma de valorar al deportista. 
Al no poseer ninguna magnitud para poder ser medida, carece de fiabilidad y validez valorativa, lo que impide su sostenibilidad y replicabilidad en el tiempo, por lo tanto, como instrumento evaluativo deja mucho que desear. Otra cosa es el resultado asociado al comportamiento del deportista, que si posee características, o magnitudes de medida, para poder ser evaluado.



Muchas son las variables relacionadas con el resultado (clasificación) de carácter incierto y aleatorio, lo que impide su uso evaluativo, a pesar de que aparentemente, pueda ser la consecuencia de un trabajo bien hecho. Carece de características y propiedades que puedan ser ordenadas en una escala numérica y ser medidas de forma individual.



Sin embargo, el comportamiento de los deportistas sí que pueden poseer esos elementos susceptibles de ser medidos. Además, al realizar dicha valoración, en el primer caso estamos utilizando referencias externas, es decir, comparación normativa, y en el segundo internas, de carácter autocomparativo. Por lo tanto, en el ámbito del rendimiento deportivo, desechemos el resultado de clasificación obtenido en una competición como principal instrumento de evaluación para valorar el comportamiento de los deportistas.



miércoles, 23 de julio de 2008

se me fue la cabeza

Es un comentario  del golfista Sergio Garcia, aparecido en prensa (DV 21/07/08), relacionado con su actuación en el Brithis-08.  Y continua “se me fue del todo, era como si tuviera el cerebro muerto, mi cuerpo era incapaz de reaccionar”. Se refiere al juego desarrollado en los 9 últimos hoyos. Es interesante porque relaciona el aspecto cognitivo con el comportamental, pero ¿qué ha pasado con las emociones?. En el segundo golpe del día, al no alcanzar la bola el lugar deseado, deja caer el palo, en el green del segundo hoyo lo lanza al suelo, es decir, realiza dos comportamientos reactivos provocados por una alteración emocional, la hostilidad. Sabemos que existe una estrecha relación entre el tono muscular de “sostén” y las emociones,  que esta relación se construye de forma no consciente y que, para ejecutar las acciones con precisión,  debe de  evitarse fluctuaciones emocionales y mantenerlas estables, a pesar de que  en parte escapan a nuestro control. Por eso, es entendible el comportamiento reactivo, pero los pensamientos sí están bajo nuestro control y se pueden construir procesos que nos permitan dirigirlos y manejarlos adecuadamente en cada momento. Es una parte del entrenamiento y es lo que resulta llamativo: que en el nivel de competición  en el que se ha dado esta situación, ocurran estas cosas y que se consideren inevitables. Conviene recordar que, desde nuestra perspectiva integral, las emociones, los pensamientos y los comportamientos se encuentran estrechamente interrelacionados, pero que lo único que se puede estabilizar son los pensamientos, es decir, la cabeza.