Es un título aparecido en prensa, El País (26/07/08), referido a la etapa contrarreloj que deben de cubrir los corredores en el Tour de Francia-08, y en cuyo artículo los dos corredores que se disputaban la victoria final hacía referencias a esta dimensión. Son muy aleccionadoras las declaraciones del corredor español C. Sastre “Me siento tranquilo y relajado, tengo delante de mí esta oportunidad y voy a luchar por ella”. Son pensamientos muy acertados que seguro le ayudarán al rendir a buen nivel. Además, continua “ el gran día ha llegado y yo estoy listo”. Sin embargo el preparador de C. Evans, el corredor australiano, centra su explicación en “la angustia de quien lleva el maillot amarillo y teme perderlo” y continua “la gestión de la angustia que invadirá a Sastre cuando reciba las referencias de los tiempos de Evans y comience a pensar que sus 94 segundos se van a quedar en nada”. Comparando estos dos planteamientos vemos que en caso del español se encuentra centrado en aspectos endógenos y afronta la situación como un reto personal, es decir, en el punto óptimo. En el segundo caso, se centra en aspectos exógenos y, sobre todo, centrado en lo que hará el corredor adversario. Me imagino que si el corredor español acompaña a estas palabras sus tareas correspondientes seguro que rendirá al máximo. Por el contrario, si el corredor australiano mantiene el discurso de su preparador creo que su rendimiento dejará mucho que desear.