martes, 12 de mayo de 2015

a veces no sabes como se pierde la confianza y a veces no sabes como vuelve, pero vuelve.

Es el llamativo comentario realizado por la exjugadora Conchita Martinez, ganadora del torneo de Wimbledon, mientras Rafa Nadal jugaba su partido contra Berdych,en el Torneo de Mutua Madrileña, en Madrid. Hablar sobre la confianza en términos de vaivén, supone una enorme falta de consistencia  en el juego y una auténtica autotrampa mientras se compite.
La confianza es una creencia sobre las capacidades y las acciones que un deportista es capaz de ejecutar, depende del deportista y genera un efecto nuclear positivo sobre el resto de las capacidades que optimizan el rendimiento del jugador. Por lo tanto, puede estar bajo su dominio manteniéndola alta y estable en todo momento. 
Otra cosa es que todavía se desconozca su funcionamiento y sus posibilidades de control, lo que supone un déficit en la preparación mental del deportista. Además, hoy se sabe que se encuentra estrechamante relacionada con la fortaleza mental y con la tolerancia a la adversidad. Entrenarla y desarrollarla adecuadamente, para disponer de ella de forma sólida, es parte del entrenamiento mental  en el alto rendimiento.  

domingo, 10 de mayo de 2015

el impacto positivo del “juego interior”

       Cada vez  somos más conscientes que, en situaciones exigentes y significativas, debe existir un equilibrio entre el mundo interno y el externo; pero priorizando la  atención sobre el mundo interior, porque es de donde surge la fortaleza mental y la energía necesaria para optimizar el potencial de cada deportista. 
         Por un lado, la toma de conciencia de la propia activación, genera una sensación de fluidez y armonía difíciles de sustituir. Sentir el aumento de la frecuencia cardiaca, de la respiración y  de la tensión arterial, aumentan los niveles de serotonina y de  la máxima convicción en las propias posibilidades.  
           Por otro, centrarse en  el camino del reto y de la superación, genera la aparición de emociones positivas, permite mantener la concentración sobre lo “importante”, hace que desaparezca el miedo y aumente la alegria y la satisfacción por disputar. Todo ello es lo que hace aumentar la producción de endorfinas, que son imprescindibles para rendir por encima de lo esperado y alcanzar niveles de excelencia. Es decir,  partir desde el autocontrol hacia  la aventura más excitante.