Cada
vez somos más conscientes que, en
situaciones exigentes y significativas, debe existir un equilibrio entre el mundo
interno y el externo; pero priorizando la atención sobre el mundo interior, porque es de donde surge la
fortaleza mental y la energía necesaria para optimizar el potencial de cada deportista.
Por un lado, la toma de conciencia de la propia activación, genera una
sensación de fluidez y armonía difíciles de sustituir. Sentir el aumento de la
frecuencia cardiaca, de la respiración y
de la tensión arterial, aumentan los niveles de serotonina y de la máxima convicción en las propias
posibilidades.
Por otro, centrarse en el camino del reto y de la superación, genera la aparición de emociones positivas, permite mantener la concentración sobre lo “importante”, hace que desaparezca el miedo y aumente la alegria y la satisfacción por disputar. Todo ello es lo que hace aumentar la producción de endorfinas, que son imprescindibles para rendir por encima de lo esperado y alcanzar niveles de excelencia. Es decir, partir desde el autocontrol hacia la aventura más excitante.
Por otro, centrarse en el camino del reto y de la superación, genera la aparición de emociones positivas, permite mantener la concentración sobre lo “importante”, hace que desaparezca el miedo y aumente la alegria y la satisfacción por disputar. Todo ello es lo que hace aumentar la producción de endorfinas, que son imprescindibles para rendir por encima de lo esperado y alcanzar niveles de excelencia. Es decir, partir desde el autocontrol hacia la aventura más excitante.