martes, 18 de diciembre de 2012

en la fórmula TECA, desde el conocimiento se optimiza el esfuerzo y se acelera el desarrollo del talento.


Siguiendo con la entrada anterior, en la que se  comentaba la importancia de combinar el talento, el esfuerzo, el conocimiento y el azar  (TECA), es interesante destacar la aportación del conocimiento en la gestión del esfuerzo y en el desarrollo del talento, necesarios para alcanzar el éxito. Saber cómo funcionan las cosas, analizar y evaluar el efecto del esfuerzo sobre los puntos que se han de mejorar y la prevalencia del entrenamiento deliberado, hacen posible que, poco a poco, se vaya transformando el talento en aumento de capacidades y destrezas  de forma integrada, hasta alcanzar su máximo desarrollo potencial.
Un buen ejemplo relacionado con todo ello  es lo que ocurre  con la motivación, que muchos entrenadores y deportistas piensan que se encuentran muy motivados, cuando sólo considertan las ganas que tienen por disputar la competición. Pero, para estar altamente motivados, es necesario considerar otras dimensiones motivacionales, tales como el compromiso con el esfuerzo, la implicación personal en su mejora, la competencia percibida y la ansiedad frente a los errores.  Sin ellas, el nivel de motivación siempre será bajo, por muchas ganas que se tenga por disputar la competición.
Sin embargo, el desconocimiento de la relación entre estas dimensiones señaladas y el nivel motivacional, hacen que en muchas ocasiones los deportistas dejen de disputar la competición porque, a las primeras de cambio, los acontecimientos les son desfavorables. Lo vemos en los jugadores de  fútbol cuando los equipos reciben un gol en los primeros minutos de juego; o en lo corredores de esqui alpino cuando los tiempos de la 1ª manga no son los deseados; o cuando un golfista comienza los primeros hoyos realizando algún bogey o doble bogey. Por ello señalamos que, sin el conocimiento específico sobre el funcionamiento de las capacidades relacionadas  con el alto rendimiento, se hace  prácticamente imposible alcanza el máximo desarrollo potencial del deportista, como ocurre en el caso señalado  sobre la  motivación.