A raíz del artículo publicado en el diario El Mundo sobre la evolución
del inconsciente (explicado en las tres entradas anteriores), firmado por el
escritor J.A. Marina (25/06/14), me surgen varias cuestiones relacionadas con
la manera en que se puede aprovechar el
conocimiento expresado para el desarrollo de las capacidades mentales,
orientadas al máximo rendimiento personal.
Se ha constatado que existe una transición
consciente-inconsciente-consciente en la que sólo en su primer paso es
deliberada. Corresponde al momento en el que surge el interés o la inquietud
por resolver una cuestión y se
maneja información específica
relacionada con ella. Cuando la consciencia decide dedicarse a otras cuestiones
y cambia el foco de atención, parece ser que es el momento en el que comienza
la segunda parte, sin la intervención de la consciencia. Y, finalmente, aparece
el tercer paso, en el que en un
determinado momento vuelve a la consciencia.
Sabemos que esto ocurre, pero no sabemos ni cómo ni porqué ocurre. La cuestión es cómo aprovechar este proceso transicional para optimizar
las capacidades de los deportistas. Es evidente que guarda estrecha relación
con el principio de disponibilidad, señalado por D. Kanheman, para la toma de decisiones rápidas, y
también con la memoria de trabajo
y la iniciativa, como parte de
las funciones ejecutivas. El reto consiste en establecer un programa de
entrenamiento mental orientado al desarrollo de estas capacidades y ejecutarlo
en la línea que nos indica la transición señalada.