Cuando tienes la imperiosa necesidad de ganar más
importante es la gestión de la ansiedad, porque en esos momentos se puede
disparar a niveles perjudiciales y descontrolados, impidiendo la ejecución
eficiente de las tareas que necesitas hacer para alcanzar el triunfo. Además,
dedicando poco o mucho tiempo la mente a pensar en ganar, siempre tiene el
mismo efecto: ninguno. Por eso, cuanto menos dediques a ello, más podrás
volcarte en pensar lo que tienes que hacer para ganar, como puede ser jugar el partido en la cabeza
antes de disputarlo.
Lo que más me ha llamado la atención del comportamiento
de los jugadores en el partido disputado contra Chile, no es el resultado, sino
la ansiedad que reflejaba su rostro, la expresión de impotencia que transmitían
en cada acción combinativa, tanto en ataque como en defensa. "España fue
un equipo con tiritona, de aquellos que se sienten vulnerables y dan todos las
pistas al adversario" (El País, 19/06/14).
Aunque el equipo estuviera fuera de forma no es comprensible, en
jugadores de esa experiencia y nivel, que tuvieran miedo a equivocarse, que
perdieran su posición con desajustes manifiestos, con un juego
demasiado acelerado y ansioso, como si cada uno quisiera resolver en una jugada
el mal de todos.
Esta
ansiedad manifiesta hizo olvidar la pasión que tenían por jugar, convirtiendo
el sentimiento de satisfacción por disputar en sufrimiento por ganar. Sin
precisión en el toque, las líneas se aflojaron, faltó la sincronización,
apareció la confusión y el equipo fue a la deriva sin posibilidad de mantener
el control sobre su propio juego, lo que ha sido una de las señas de identidad
durante los extraordinarios logros obtenidos a lo largo de los últimos cuatro años.
Ahora, sólo queda centrarse en lo bueno y pensar en el trabajo que habrá que
hacer para mejorar los errores cometidos; ánimo y a la tarea.