Es una curiosa manera de trabajar las habilidades sociales relacionadas con el rendimiento colectivo. ¡Hale! venga!, venga! que aparezcan los líderes, es lo que parece que se entiende del comentario aparecido el sábado pasado en un artículo del D.V. ¿De forma natural?, porque si no se concreta algo más, estas apariciones serán espontáneas y llenas de buena voluntad pero que no sirven para este contexto. Habrá que aclararlo.
El enfoque más adecuado para entender la comprensión del liderazgo en el marco deportivo es el Modelo Multidimensional de Liderazgo de Chelladurai (Chelladurai, 1993). La premisa de este modelo es que la congruencia entre qué conductas de liderazgo son necesarias en cada situación, qué conductas de liderazgo son las preferidas por l@s deportistas, y lo que el líder realmente hace, tiene un efecto positivo en la satisfacción del deportista y en el rendimiento del grupo. Así que el modelo propone tres estados de comportamiento de líder: el necesario, el preferido y el real.
Las conductas específicas necesarias para el comportamiento de líder según cada situación, son las que se corresponden con las normas establecidas dentro del equipo o de la organización (p. e., magnitud del equipo, naturaleza de la tarea, etc.). El segundo estado, la conducta de liderazgo preferida por l@s deportistas, son las conductas que l@s deportistas prefieren y se basan principalmente en las características de l@s mism@s, tales como edad, nivel de destreza, y características psicológicas, por nombrar unas cuantas. El estado de liderazgo final, el comportamiento real, son las conductas exhibidas por el líder que están influidas por las características personales del líder.
Por ello, para poder hablar de líderes que aumenten la capacidad competitiva del equipo, que es seguramente a lo que se refiere dicha frase, se necesita tener un plan de trabajo en el que se incluya el entrenamiento y la instrucción en habilidades comunicativas, el apoyo social, la reacción positiva y el estilo decisional del/a entrenador/a, entre otras dimensiones. Así de sencillo, sólo queda ponerse en marcha.
El enfoque más adecuado para entender la comprensión del liderazgo en el marco deportivo es el Modelo Multidimensional de Liderazgo de Chelladurai (Chelladurai, 1993). La premisa de este modelo es que la congruencia entre qué conductas de liderazgo son necesarias en cada situación, qué conductas de liderazgo son las preferidas por l@s deportistas, y lo que el líder realmente hace, tiene un efecto positivo en la satisfacción del deportista y en el rendimiento del grupo. Así que el modelo propone tres estados de comportamiento de líder: el necesario, el preferido y el real.
Las conductas específicas necesarias para el comportamiento de líder según cada situación, son las que se corresponden con las normas establecidas dentro del equipo o de la organización (p. e., magnitud del equipo, naturaleza de la tarea, etc.). El segundo estado, la conducta de liderazgo preferida por l@s deportistas, son las conductas que l@s deportistas prefieren y se basan principalmente en las características de l@s mism@s, tales como edad, nivel de destreza, y características psicológicas, por nombrar unas cuantas. El estado de liderazgo final, el comportamiento real, son las conductas exhibidas por el líder que están influidas por las características personales del líder.
Por ello, para poder hablar de líderes que aumenten la capacidad competitiva del equipo, que es seguramente a lo que se refiere dicha frase, se necesita tener un plan de trabajo en el que se incluya el entrenamiento y la instrucción en habilidades comunicativas, el apoyo social, la reacción positiva y el estilo decisional del/a entrenador/a, entre otras dimensiones. Así de sencillo, sólo queda ponerse en marcha.