A menudo cuando hablo de la situación actual, muchos entrenadores dan excesiva importancia a este hecho: “Ahora las cosas son más difíciles porque la U.R.S.S ha desaparecido, han surgido nuevos países y el nivel de participación de deportistas de calidad es mayor”. Creo que fue una época oscura y complicada para el alto rendimiento, sobre todo para aquell@s deportistas que competían limpios en los campeonatos y juegos olímpicos de dicha época.
En los años ochenta l@s deportistas de los paises de la Europa Oriental participaban en programas de entrenamiento en los que se utilizaba el dopaje institucional y generalizado, muchas veces sin el consentimiento y con el total desconocimiento por su parte. Ahora se supone que eso no existe, por lo tanto la igualdad es mayor.
Pero sin entrar en ello, lo que quiero señalar es que este tipo de pensamientos merman el nivel motivacional de l@s deportistas y les aleja de la automejora ya que, de esa manera, el valor del resultado de la competición se convierte en lo más importante, y la atención se centra en elementos que escapan al control del/a deportista, es decir, son externos y normativos, cuando deberían centrarse en la mejora personal y en los aspectos que se encuentran bajo la controlabilidad y la responsabilidad del/a deportista. Es una forma de cambiar el clima motivacional sin ser conscientes de ello.