jueves, 16 de agosto de 2007

el efecto marea

Me encanta hablar de este fenómeno a l@s deportistas, porque les ayuda a comprender de una forma sencilla las consecuencias de una respuesta emocional intensa y descontrolada.



Paseando un día por la “La Concha”, una de las tres playas de Donostia, me dí cuenta de que la playa había desaparecido como consecuencia de una “marea alta” muy viva del mes de septiembre, “no estaba donde debía estar”.



Claro!! esto es lo que ocurre cuando, frente a una situación de gran significado personal, se produce una respuesta emocional muy fuerte e intensa. Si l@s deportistas no la reconducen, sus capacidades de rendimiento desaparecen, como si no las poseyeran. Sin embargo, no es así, ya que su potencial se encuentra cubierto por una especie de manto emocional que impide su utilización.



En ambos casos existen, tanto la playa como las capacidades de rendimiento de l@s deportistas,  lo que pasa es que no afloran a la superficie y, por lo tanto no se ven. Cuando les hablo del efecto marea y planteo esta comparación a l@s deportistas y entrenador@s, me doy cuenta de que han encontrado una excelente explicación a algo que, hasta ese momento era difícil de entender: que un deportista con excelentes prestaciones competitivas, cuando se enfrenta a un campeonato importante no rinde de acuerdo a su potencial.