Hace unos días al charlar con mi amiga y colaboradora Azucena Verde, excelente judoka en los años 90 y actualmente desarrollando su labor como psicóloga en Alicante, me comentaba que se había encontrado con un técnico que, para la preparación psicológica, utilizaba unos trucos que le iban muy bien y que a él no le hacían falta mas cosas, porque eso le funcionaba de maravilla.
Es verdad que algun@s entrenador@s confunden trucos con miniestrategias de afrontamiento para solucionar una situación adversa. A veces las miniestrategias, cuando se desconoce su fundamento, las convierten en trucos y pierden la validez para la que habían sido generadas. Esta es la diferencia entre el truco y la miniestrategia, mientras que la primera se utiliza para engañar, la segunda sirve para solventar una situación adversa de forma fundamentada. La misión de los trucos es el engaño y, quienes l@s manejan, se convierten en triler@s.
También me he encontrado un par de veces con este tipo de personajes a lo largo de mi vida deportiva. Son técnic@s que afortunadamente no abundan en el alto rendimiento, pero te puedes encontrar con algun@ de ell@s.
Se caracterizan por tener un desmesurado afán de protagonismo que se confunde con el deseo de reconocimiento, lo que les lleva a generar una negativa dependencia en l@s deportistas con l@s que trabajan. Se hace muy difícil su desenmascaramiento porque también suelen tener un fuerte lazo afectivo con l@s mism@s, en cuyo caso, lo más adecuado es desearles mucha suerte a l@s deportistas y alejarse de ell@s. En el mundo de l@s triler@s tienes dos alternativas: convertirte en un@ de ell@s o poner tierra de por medio, manteniendo intacta tu profesionalidad y tu integridad.