He leído el artículo de Antxon Blanco (D.V. 29-08-07), en el que comenta las diferentes formas de competir y la importancia que tiene el disponer de una cabeza bien colocada.
Es un ligero y agradable soplo de viento relacionado con la necesidad de entrenar las capacidades de rendimiento. Aprender a competir supone realizar un trabajo en el entrenamiento orientado al desarrollo de las capacidades cognitivo-emocionales.
Es verdad que una de las maneras de aprender es compitiendo, a través de la propia experiencia, pero también es necesario apoyarse en el conocimiento científico que explican las variables y los procedimientos relacionados con el comportamiento óptimo.
Además, las orientaciones de expertos y técnicos especialistas, a través de la orientación verbal contribuyen a desarrollar dicha capacidad. Ahora bien, ¿cuántos deportistas incluyen en sus planes de entrenamiento un apartado en el que se contemple un trabajo específico para desarrollar la manera más óptima de competir?
Quizás tendrían que tomar nota l@s responsables de planificación de los programas de entrenamiento para plantear modelos de preparación integrales, en el que se trabajen todas las áreas del alto rendimiento y, sobre todo, las relacionadas con la capacidad competitiva que, al final, es la que permite al/a deportista rendir lo que vale.