Escucho opiniones y leo declaraciones de entrenadores que siguen creyendo que la incertidumbre en las situaciones de competición tiene que afectar al nivel de confianza, sin darse cuenta que con esta creencia, son ellos los que facilitan esta asociación negativa.
Así ocurre en demasiadas ocasiones, que deportistas con una gran potencialidad, ante las situaciones de incertidumbre, se sienten mal y comienzan a tener sensaciones anímicas negativas derivadas de la pérdida de confianza; incluso semanas antes de la competición. No son conscientes que dicha incertidumbre afectará a la expectativa de resultado, pero no hay razones para que sea de la misma manera con el grado de confianza. Sin embargo, a pesar de conocerlo y de explicarlo, no es fácil evitar esta errónea influencia.
En este sentido, me viene a la cabeza la última experiencia que ha tenido una amiga mía, que con un gran potencial y abordando la situación de forma envidiable, era incapaz de disociar estos dos elementos y manejar adecuadamente los pensamientos, lo que le llevaba a la inestabilidad anímica, es decir, “la procesión iba por dentro”. Llegados a este punto emocional, sí que entramos en el terreno de lo desconocido, en el que se complican las soluciones y pierden fuerza las orientaciones.