jueves, 12 de enero de 2012

sólo el acceso al conocimiento permitirá gestionar las capacidades personales eficientemente.


En una entrevista aparecida en el diario El Mundo ( 12/01/12) la filósofa y experta en aprendizaje emocional, E. Punset, cuenta la decepción que sufrió hace 30 años el neurobiólogo J. Ledoux, cuando  le denegaron una beca de investigación porque quienes valoraron su solicitud alegaron que “era científicamente imposible estudiar las emociones”. Es una excelente muestra de la evolución  que se ha producido en el conocimiento que se tiene sobre el funcionamiento cerebral, sobre la percepción mental y sobre las emociones.
Hasta hace 15 años las cosas no estaban tan claras, ahora empezamos a conocer los mecanismos mentales que controlan nuestra conducta, es decir, la estrecha relación entre la emoción y la razón, porque no todas las respuestas emocionales son eficaces o apropiadas.
Por eso, a medida que estos conocimientos lleguen a los entrenadores y a los deportistas, podrán desarrollar estrategias que les permitan gestionar  con mayor eficacia sus capacidades de rendimiento, sobre todo en relación a la toma de decisiones, a la autoconfianza  y a la motivación autodeterminada. La inteligencia emocional es un factor que impregna intensamente el desarrollo de estas capacidades cognitivas y que ahora sabemos que funcionan en una armoniosa  y perfecta  simbiosis.