En los procesos de preparación en el alto rendimineto,
a veces, los deportistas están absortos en el presente, sin tener en cuenta las
necesidades que planteará el futuro; esa falta de visión futura, implica que
su compromiso en el presente podía ser mayor.
Es
evidente que cuanto mayor coincidencia haya entre lo que haces y lo que podías
hacer, más posibilidades de mejora se produce; además, cuando el deportista hace
todo lo que está en su mano para el objetivo, nada hay reprochable. Algunos deportistas
como M. Phelps, R. Nadal, M. Jordan, o
M. Blasco (primera medalla de oro de España en JJOO), consideran que el fracaso es no haber hecho todo lo posible
para conseguir el objetivo, y quizás por eso, en momentos críticos, los
acontecimientos se han desarrollado a su favor.
Sin
embargo, últimamente, me he encontrado con jugadores de fútbol en transición que necesitan elevar su nivel de forma inmediata, pero que hacen
menos de lo que podían hacer para seguir
mejorando. Están más pendientes de las decisiones de los técnicos que del
esfuerzo y del trabajo que podían hacer para mejorar. Y, cuando el futuro no
les favorece, se lamentan y culpabilizan de sus desgracias a los demás, a las decisiones de los
entrenadores, que no les valoran lo que valen, olvidándose de que ellos son los
primeros responsables de su situaciòn, al no haber hecho cosas que en su momento
pudo hacerlas y, que al final, repercutieron en sus posibilidades de alcanzar
su objetivo.