lunes, 22 de agosto de 2016

minusvalorar el esfuerzo que te ha llevado a superarte y conseguir tu mejor registro, supone una inconsciente autotrampa en el camino de la excelencia

          Según el encabezamiento de un artículo publicado en el diario Noticias de Gipuzkoa (18/08/16),  el vallista navarro, S. Hernández,  hace historia agridulce en los 400 vallas en su participación en los JJOO de Río-16;  batió el record de España  más antiguo que tenía J. A. Valero, que tenía 29 años, haciendo en 48.87” pero le faltaron 2 centésimas para acceder a la final. A pesar de haber protagonizado la mejor vuelta de su vida. “Lo que quería era estar en la final y sabía que podía hacerlo; lo del récord es secundario. Me imagino que mañana cuando lo pille en frio, lo asumiré y lo celebraré un poquito más.”
Sin embargo, es un buen ejemplo de autotrampa porque le da más valor a aquello que no depende de él frente a lo que sí depende, que es la autosuperación. Cuanto mejor eres más probabilidides tienes de ser mejor que los demás, pero no al revés; además, como hemos señalada en numerosas ocasiones, en el primer caso estamos en un modelo garantista y en el segundo probabilístico.
       Por eso hablo de autotrampa, porque lo probabilístico nunca puede situarse por delante de lo garantista, sobre todo en el alto rendimiento deportivo. Se podrá estar más o menos triste porque la suerte no ha acompañado para estar en la final, pero no debería afectar al valor del logro alcanzado.