Interesantes las declaraciones realizadas por D. Silva, jugador de la selección española
de fútbol y del Manchester City, al periódico El Diario Vasco (20/06/16), en las
que se puede identificar con nitidez
que su forma de pensar se
ajusta a los parámetros necesarios para ser excelente en cualquier ámbito de la
vida.
a)
Pasión por lo que hace: “Soy afortunado porque me dedico a hacer lo que más me apasiona
en la vida”. b) Orientación
motivacional personal centrada en la Tarea: “Del pasado debemos aprender y
aplicarnos en el futuro, para tratar de hacer las cosas mejor. Intento hacerlo
cada día mejor”.
c) Cultura de esfuerzo: “Desde los cuatro años practicaba
día y noche en mi querida playa de Anfi del Mar, en las Islas Canarias; además,
en los entrenamientos siempre doy
el 100%.” d) Alto nivel de compromiso y de disfrute. “Intento disfrutar y darlo
todo en cada partido”.
d) Generosidad y apoyo a los compañeros para ser
mejores: “Siempre me centro en
cómo ayudar a mi equipo y a los jugadores que me rodean; tal vez debería ser
más egoísta, entonces metería más goles, pero este es mi juego; es lo que
realmente me importa”.
e) Valores éticos elevados, “fair play”: En una ocasión mandó un balón fuera, en Lleida,
con el portero del equipo contrario tendido en el suelo, dejando de ganar el
partido. f) Sentimiento de orgullo y satisfacción: “Me siento orgulloso de
haber podido aportar títulos a nuestros aficionados, a través del esfuerzo y
del trabajo. Estos éxitos hace que me sienta muy contento y satisfecho con mi trayectoria”.
Si a esto añadimos su elevadísima habilidad y dominio
tecnico-táctico, su confianza absoluta en sí mismo y su capacidad para
mantenerse tranquilo y equilibrado en situaciones adversas o en las derrotas, se
podrá entender que estamos ante un jugador que ha alcanzado la excelencia.