Es la creencia que tienen los
deportistas cuando las acciones elaboradas coincide con el
ideal, es decir, se ha alcanzado el máximo nivel de lo bien hecho y se produce una coincidencia entre
lo realizado y el ideal que maneja el deportista. Es la convicción de que no se
pueden hacer mejor las cosas y por
debajo de ese nivel no es aceptable. Aquello que está por debajo del ideal del
deportista no es aceptable por el perfeccionista, es decir, lo bien hecho no vale, hay que seguir
mejorando y esto hace que se encuentre en continua frustración, sobre todo en
los procesos de mejora continua.
“El perfeccionismo persigue el sueño inalcanzable de un mundo sin
incertidumbre, en el que todo transcurre según lo previsto, controlado e
idealizado (I. Serrano, en el
diario El Mundo, 21/02/16). Al perfeccionista obsesivo no le gusta que le
digan la manera de hacer las
cosas. Son rígidos en sus pensamientos y muy disciplinados para perseguir sus
metas inalcanzables, pero su esfuerzo
se aleja del éxito y les conduce al sufrimiento y al enfado; muestran
elevados niveles de inseguridad, son muy susceptibles y se frustran por sucesos
de baja importancia. Les cuesta confiar en los demás y trabajar en equipo,
porque nadie hace las cosas como él .
El éxito produce adrenalina y para triunfar hay que afrontar el
esfuerzo y tolerar la frustración, te sientes fuerte y poderoso, pero la
definición de éxito es muy diferente para los deportistas. Cuando consideramos
que tenemos éxito?. En investigación, a menudo, se utilizan procedimientos
rigurosos y altamente complejos, pero generalmente el resultado no se alcanza
después de numerosos intentos que pueden llevar semanas, meses o incluso años.
Esto quiere decir que hasta que no se consigue un resultado concreto no hay éxito?. A veces las
equivocaciones llevan al éxito sin haberlo buscado y, cuando la perfección
armoniza y da sentido a nuestra vida, el perfeccionista puede alcanzar su
felicidad y su bienestar psicológico.