jueves, 2 de junio de 2016

la satisfacción vital, una de las claves del bienestar psicológico en el camino de la excelencia (II)

       Continuando con la entrada anterior, desde una perspectiva multidimensional (Chelladurai 1984),   el grado de  satisfacción de los deportistas es consecuencia de la congruencia entre las metas  que esperan alcanzar y las que han alcanzado en un determinado momento. Los resultados de diferentes estudios indican que las características individuales, por un lado, tales  como la categoría, el nivel de competencia, la capacidad de esfuerzo  y la inversión personal  y, por otro, las características situacionales, como los  recursos disponibles, el apoyo percibido, el tipo de tarea o clima formativo condicionarán el tipo de metas  que se autoimpongan los futbolistas.
       El hecho de evaluar su propio comportamiento competitivo a través su percepción  sobre su actuación, derivada de las discrepancias entre su comportamiento deseado/ realizado en cada competición, generará un importante sentimiento de satisfacción. Lo mismo ocurre al evaluar el desarrollo de la temporada sobre su propia mejora, sobre la consecución de las metas autoimpuestas y sobre el comportamiento de los entrenadores, a través de la opinión de los propios deportistas. En este sentido, la discrepancia de la percepción que tiene el deportista entre lo esperado y lo conseguido se entiende como fundamental en su nivel de satisfacción, según este modelo multidimensional.
        Los estudios realizados en el alto rendimiento deportivo nos revelan que los deportistas con un alto nivel de satisfacción personal se  implican con mayor intensidad en el entrenamiento, muestran un alto grado de compromiso con las tareas que se proponen y persisten durante más tiempo en situaciones adversas.  Asimismo guarda una estrecha relación con el clima motivacional, la comunicación y el estilo decisional de los entrenadores, preferentemente democrático frente al autocrático. (Chelladurai, 1984; Ferry, 1984; Schliesman, 1987; Hastie, 1995; Manso, 1996).