Numerosos
estudios de liderazgo realizados en el contexto empresarial han sido acercados
al contexto deportivo debido al carácter de organización estructurada que
ambas tienen, y debido también a la carencia de estudio que existía en el
contexto deportivo (Chelladurai, 1984b). Según este autor, los equipos
deportivos serán importantes organizaciones en su propio derecho y
proporcionarán un natural y manejable escenario para la investigación
organizacional.
Al mismo
tiempo, los equipos deportivos cumplen con la descripción de organizaciones
formales, que se caracterizan por:
una identidad inequívoca, una lista exacta de miembros incluyendo la lista de
posiciones o de estatus, un programa de actividades planificado, la división
de tareas para conseguir objetivos específicos y procedimientos para
reemplazar y transferir a los miembros de una posición a otra.
También desarrollaron un instrumento para
evaluar el liderazgo en el marco deportivo llamado la Escala de Liderazgo para
los Deportes (ELD). Inicialmente contiene cinco dimensiones del comportamiento
del líder: a) El entrenamiento y la instrucción consiste en conductas propias
del entrenamiento dirigidas a mejorar el rendimiento del deportista. b) El
apoyo social, se centran en las relaciones interpersonales positivas con los
deportistas, preocupación por su bienestar, y en establecer una atmósfera de
grupo positiva; c) La reacción positiva se refiere a las conductas que implican
el reconocimiento y la recompensa del rendimiento positivo; d) el
comportamiento democrático en el que el entrenador permite a los deportistas
participar en decisiones del grupo; e) El comportamiento autocrático, que implica
una toma de decisiones independiente por parte del entrenador.