En
un artículo publicado en el diario El País (30/08/16), se realizaba una
entrevista a J. Lopetegui, recientemente nombrado selelccionador del equipo
español de Fútbol, en sustitución de V. Del Bosque; también se recogían
declaraciones de uno de sus colaboradores, J.C. Campillo, relacionadas con el
“coaching”.
Textualmente: “el coach no es un psicólogo, no
se queda en los problemas, establece objetivos. Se trata de hacerle recordar al
jugador el placer de jugar para motivarle y a la vez ayudarle a superar la
presión a la que están sometido”. Esto no es verdad, porque desde hace más de
treinta años los psicólogos del deporte han trabajado sobre establecimiento de
objetivos, motivación, autoconfianza, autorregulación gestión de la presión, asertividad, tolerancia a la adversidad, liderazgo, fortaleza mental, toma de decisiones y últimamente sobre las funciones ejecutivas, entre otras cosas.
Quizás no se
haya enterado de esto, pero ese desconocimiento no le exime de la
responsabilidad de equivocarse en algo tan fácilmente constatable. La
psicologia del deporte en el alto rendimiento, en la búsqueda del máximo
potencial de los deportistas y de su mejora personal, siempre ha estado basada
en principios de excelencia. Hablar
sobre aspectos que se desconocen sin fundamento, como si fuera un experto en este
tema, se asemeja más a un charlatán de feria que a un buen profesional.