Interesantes, variadas y diferentes
declaraciones están apareciendo en prensa a cuenta de la tanda de penaltis
realizada en el partido Alemania-Italia, en ¼ de final de la Eurocopa-16, en la
que, a la postre, ganaron los alemanes. Loteria no lo es, porque pueden tirarse
bien, como el italiano Insigne; mal, como el alemán Muller y hasta de manera
cómica, como el italiano Zaza.
También se habla de que
la escena, que se reproduce muy a menudo, refleja la película de terror que
suponen las tandas de penaltis, para una amplia mayoría. Las piernas parecen de
marmol, se funden las neuronas, la portería pasa a ser un borroso espejismo y
los jugadores se niegan a ejecutarlos, buscando excusas tontas, como “tener las
suelas muy desgastadas”. Sin embargo hay cosas que se pueden controlar y
convertirse en invariantes a través del entrenamiento y la preparación. Son dos
las cuestiones previas, que ayudarán a gestionar la presión en el momento de la
ejecución:
A) Cuál
es tu preferencia? Que el jugador que lanza sea de tu equipo o
el portero; prefieres asumir la responsabilidad de lanzarlo o dejarla en manos
de otros compañeros, en cuyo caso dependes de ellos. Por eso, ser el lanzador
conlleva el máximo control sobre la situación y los demás están a expensas de
lo que decida y de lo que haga; tener el control sobre lo controlable siempre debe generar satisfacción.
B) Existen
dos vías de aproximación que puede elegir el lanzador: a) tomarlo como un
desafío personal, como un reto, disfrutando de esta oportunidad para alcanzar el logro y con la
sensación de que será capaz de conseguirlo; b) tomárselo como una amenaza para
obtener el logro, con miedo a fallar y con dudas en la ejecución. En el primer
caso, aumenta la probabilidad de éxito, mientras que en el segundo, además de
reducirse dicha probabilidad, aparece el pavor más arriba mencionado. Estabilizar estas
dos cuestiones contribuye a desarrollar la fortaleza mental y suponen el mejor anclaje a la hora ejecutar el
penalti de forma eficiente y precisa.