La responsabilidad
proactiva se asocia a la disposición motivacional personal orientada hacia la tarea, porque se encuentra bajo
control del deportista y puede responder sobre las acciones necesarias para
preparar el partido. También a la anticipación de satisfacción por lo que se
desea alcanzar (autorregulación emocional), así como a la utilización de los
activadores motivacionales endógenos para afrontar el partido: Reto personal, ganas
de disputar “per se”, oportunidad para mejorar, pasión por jugar.
Sin embargo, la responsabilidad retroactiva
aparece una vez jugado el partido, y se centra en las tareas realizadas durante
el mismo, con predominio de la disposición motivacional personal centrado en el
resultado y con el uso se activadores motivacionales exógenos, lo que en ambos
casos se sitúan fuera del control del deportista: Nivel del adversario/rivalidad
regional, obtener los tres puntos, jugar en casa u otros externos al
deportista.
En mi opinión, para ser competitivo, es importante conjugar ambas, pero con gran predominio de la responsabilidad proactica, porque es la que aumenta las probabilidades de obtener un buen resultado y la que genera satisfacción, incluso cuando los resultados no son los deseados. Las lamentaciones, el sentimiento de culpabilidad, la frustración y el llanto por lo que no se ha conseguido alcanzar, sólo tienen cabida cuando se funciona a través de la responsabilidad retroactiva.
En mi opinión, para ser competitivo, es importante conjugar ambas, pero con gran predominio de la responsabilidad proactica, porque es la que aumenta las probabilidades de obtener un buen resultado y la que genera satisfacción, incluso cuando los resultados no son los deseados. Las lamentaciones, el sentimiento de culpabilidad, la frustración y el llanto por lo que no se ha conseguido alcanzar, sólo tienen cabida cuando se funciona a través de la responsabilidad retroactiva.