Es una buena manera de afrontar los
acontecimientos, según la opinión de Jane E. Brody, ensayista del diario El
Pías (7/06/12), que aborda la importancia del optimismo para hacer frente a las
cosas de la vida. “Optimismo es creer que pueden ocurrir cosas buenas y que los
acontecimientos negativos son reveses temporales a superar” ( Mayo Clinic,
Scottsdale, Arizona).
Se trata de una cuestión de motivación y de
confianza, al contrario que la famosa ley de Murphy, “todo lo que puede ir mal
saldrá mal”. Lo importante es
abordar las situaciones de frente, estableciendo un plan de acción centrado en
las soluciones, porque en todas las situaciones se puede sacar algo bueno que
sirva para mejorar.
Es importante llegar al sentir desde el hacer.
“Actua primero, luego llegarán los sentimientos y, si es necesario, fíngelo
hasta que lo consigas”, como señala S. C. Segerstrom, catedrática de psicología
de la Universidad de Kentucky, ya que se puede aprender a ser optimista
actuando como si lo fueras, como si estuvieras en un simulador.
Esto significa involucrarse con más intensidad y ser más
persistentes cuando perseguimos nuestros objetivos, intentándolo de nuevo en
vez de tirar la toalla ante un fracaso. Reservarse unos minutos al final del
día para registrar 2-3 cosas positivas que hayan sucedido y sentir satisfacción
por ello, o centrarse en las cosas que se pueden controlar y olvidarse de lo
que no esté en tus manos, en las situaciones que sucedan o vayan a suceder, son dos excelentes maneras de
iniciarse en el camino del optimismo.