En un artículo publicado en el diario El País
(04/06/12), relacionado con las prestaciones que posee el piloto mallorquín, J.
Lorenzo, y con su comportamiento en el último gran premio, se destacaba su
capacidad para llegar a las últimas vueltas tan fresco como al principio. “es
fino y de trazada casi perfecta”.
El piloto comentaba que “es una sensibilidad
especial, se tiene o no se tiene. Es una intuición saber cuanto arriesgar y en
qué momento”. También se
destacaba que es de frenada rápida y sin reparos para enseñar los dientes a sus
adversarios, como si fura un don que la genética le ha otorgado.
El debate sobre si “se nace o se hace” quedó obsoleto hace más de 20 años y,
en este caso, señalar que la intuición se basa fundamentalmente en la
experiencia, en el conocimiento práctico, y en el desarrollo de tres
capacidades contextuales: la capacidad anticipativa, la capacidad táctica y la
capacidad competitiva.
Curiosamente, sin saberlo, se mencionan algunos
indicadores de estas capacidades porque, la trazada casi perfecta se encuentra
vinculada a la táctica, la frenada rápida viene precedida de un preciso ajuste
anticipatorio, y lo de enseñar los
dientes a sus adversarios se encuentra relacionado con la capacidad
competitiva. Todo ello fruto de muchas horas de entrenamiento y de numerosas
participaciones en competición desde la infancia, que son dos de las características
que han definido a este excelente piloto.