viernes, 20 de abril de 2012

la ambición de todos es ser cada dia mejores


Es una reflexión del entrenador de fútbol de la Real Sociedad S.A.D., P. Montanier, dirigida a los jugadores de su equipo. La ambición es la pasión o el deseo por conseguir algo difícilmente de lograr; en este caso, de acuerdo a las palabras del entrenador,  sería la pasión por ser cada día mejores y debería estar vinculado al trabajo bien hecho, a la búsqueda de evitar el error para ser cada día mejores, a centrarse en las tareas diarias, a implicarse en el esfuerzo, utilizando referentes internos.
Pero para transferir esto al día a día del entrenamiento, es necesario considerar determinados aspectos. En primer lugar se debe partir de la satisfacción y de estar contento con lo que se hace bien;  el nivel de eficiencia que se muestra hoy es la base para elevarse hacia el siguiente nivel. En segundo lugar tener una inquietud personal  por conocer los últimos avances en rendimiento deportivo y por querer ser cada día mejor. Por ejemplo, ¿cómo lo hacen los jugadores más destacados en la actualidad? Cómo ha evolucionado el juego en un equipo o cómo se comportan los jugadores de un equipo competitivo?.
En tercer lugar, a nivel personal, reflexionar sobre cuales son sus puntos fuertes, sobre sus aspectos  menos hábiles y cómo han evolucionado a lo largo de la temporada o en anteriores y qué tipo de tareas se podrían hacer para seguir mejorando, dentro o fuera del entrenamiento del equipo, sin esperar a que el entrenador o los técnicos del club vayan indicando lo que tendría que hacer.
Pero por delante de todo esto, lo más importante es tener una actitud proactiva hacia su propia mejora; porque la forma más rápida y eficiente de mejorar es ponerse al frente de todo aquello que se tenga que hacer para aumentar su potencial, es decir, el propio jugador es el que tiene que implicarse, dirigir y asumir la máxima responsabilidad sobre todo aquello que suponga su mejoría personal. El grado de implicación de los jugadores y la disposición a liderar su propia mejora determinarán  el entusiasmo y la pasión por avanzar en el camino hacia la perfección porque,  sin ello, la ambición se evaporará como le ocurre al agua  frente al intenso calor en el desierto, en el que sólo queda "la nada".