El cerebro emocional y el cerebro racional ¿cómo se
coordinan? ¿cómo se ensamblan? Interesantes cuestiones planteadas en un articulo
publicado en el diario El País (14/04/12), que contribuyen a evidenciar la
importancia del desarrollo de las capacidades mentales orientadas hacia el alto
rendimiento deportivo.
Cuando
se impone lo primitivo, los institntos y la emoción dirigen los comportamientos
anulándose la intervención racional y deliberada, momento en el que se desata
cualquier tipo de conducta, tando adecuada como inadecuada, eficicaz como ineficaz,
previsible como imprevisible: es el reino del azar, del descontrol, del
desgobierno, de la inconsistencia y de la desorientación.
También la desconexión entre emoción y razón se produce
en situaciones en las que nos
sentimos desbordados por los acontecimientos de la competición o por el exceso de estrés, lo que provoca que perdamos los nervios y
reaccionemos negativamente. Es lo que con demasiada frecuencia ocurre en el ámbito de la alta competición y,
naturalmente, en el fútbol profesional.
Para evitar eso, ¿que puede hacer la razón para neutralizar
los indicadores que disparan la emoción? Como la razón necesita tiempo para
actuar, es importante preveer, seleccionar y entrenar tareas que vayamos a ejecutar en esas
situaciones e incorporarlas al plan integral de competición (PIC). Es decir,
entrenando los pensamientos que deben ocupar la mente en ese momento y el tipo de tareas más adecuadas para aplicarlas
de forma inmediata, permitirá a los deportistas gestionar adecuadamente la
respuesta emocional y utilizar la parte instintual en beneficio de su máxima
eficiencia. Es el momento en el que el instinto se pone al servicio de la razón.