sábado, 14 de abril de 2012

instinto, emoción, razón y rendimiento excelente.


El cerebro emocional y el cerebro racional ¿cómo se coordinan? ¿cómo se ensamblan? Interesantes cuestiones planteadas en un articulo publicado en el diario El País (14/04/12), que contribuyen a evidenciar la importancia del desarrollo de las capacidades mentales orientadas hacia el alto rendimiento deportivo.
Cuando se impone lo primitivo, los institntos y la emoción dirigen los comportamientos anulándose la intervención racional y deliberada, momento en el que se desata cualquier tipo de conducta, tando adecuada como inadecuada, eficicaz como ineficaz, previsible como imprevisible: es el reino del azar, del descontrol, del desgobierno, de la inconsistencia y de la desorientación.
También la desconexión entre emoción y razón se produce en situaciones  en las que nos sentimos desbordados por los acontecimientos de la competición o por el exceso de estrés,  lo que provoca que perdamos los nervios y reaccionemos negativamente. Es lo que con demasiada frecuencia ocurre  en el ámbito de la alta competición y, naturalmente, en el fútbol profesional. 
Para evitar eso, ¿que puede hacer la razón para neutralizar los indicadores que disparan la emoción? Como la razón necesita tiempo para actuar, es importante preveer, seleccionar y entrenar  tareas que vayamos a ejecutar en esas situaciones e incorporarlas al plan integral de competición (PIC). Es decir, entrenando los pensamientos que deben ocupar la mente  en ese momento y el tipo de tareas más adecuadas para aplicarlas de forma inmediata, permitirá  a los deportistas gestionar adecuadamente  la respuesta emocional y utilizar la parte instintual en beneficio de su máxima eficiencia. Es el momento en el que el instinto se pone al servicio de la razón.