martes, 27 de diciembre de 2011

conocimiento, herramientas, operatividad, claves para la construcción de las estructuras mentales (parte I).

Al hilo de la lectura del libro “Viaje al Optimismo”, de E. Punset, y observando las tareas que realizaba un albañil en mi última visita a Marrakesch, me han surgido varias reflexiones  relacionadas directamente con los procesos mentales inmersos en  el alto rendimiento. Sobre todo en relación a las funciones cerebrales, que todavía son demasiado  desconocidas  para todos los humanos.
En el texto se señala que la naturaleza de la estructura cerebral no ha cambiado desde hace millones de años, sin embargo, puede responder a las necesidades funcionales actuales generadas  por la inmensa evolución tecnológica que se ha producido. Es decir que, sin cambiar su arcaica estructura, responde a la perfección frente a los retos del presente y está preparado para responder  a lo que le depare el conocimiento y la evolución tecnológica del futuro.
Muy interesante y aleccionador, porque en mi observación miraba al albañil que arrinconaba los escombros con sus manos como  única herramienta, sin  utilizar una pala como lo hace cualquier  albañil en nuestra ciudad  y, por supuesto, sin una pequeña excavadora, que es lo que se utiliza de forma más sofisticada para desescombrar. 
           En los tres casos, la estructura cerebral de cada operario es la misma, sin embargo las herramientas y las funciones que desarrollan cada uno de ellos son muy diferentes. Y esto es posible por el conocimiento utilizado, por las herramientas desarrolladas y por el interés en el aprendizaje manipulativo en cada caso, que son los elementos que nos permiten disponer de una mayor potencialidad para ser más eficaces en el desarrollo de una misma tarea. Seguro que en el futuro, a través de un casco especial con electrodos incorporados,  este tipo de herramientas se podrán manejar  desde la cabeza.
En el alto rendimiento ocurre lo mismo, ya que cada día se dispone de mayor conocimiento aplicado, sobre todo como fruto de las investigaciones realizadas durante los últimos 20 años, y se generan nuevas herramientas que contribuyen a desarrollar las funciones cerebrales, las cuales permiten  crear nuevas estructuras de pensamiento. Pero, para ello, es necesario el interés y la implicación de los deportistas para que se pueda alcanzar ese nivel que se encuentra más allá de lo posible.