A veces, sobre todo cuando existen varios objetivos a alcanzar durante la misma temporada, algunos deportistas no tienen lacapacidad de priorizarlos y, por querer conseguirlos todos, toman decisiones equivocadas asumiendo riesgos innecesarios.
Es lo que le ha pasado al piloto inglés Lewis Hamilton este fin de semana en Shangai, que no se conformaba con asegurarse el título de campeón del mundo frente a Fernando Alonso, sino que además, ha disputado la victoria de la carrera arriesgando innecesariamente. “Sólo” tenia que seguir la estela de Kimi Raikkonen para conseguir el título pero, además, en la disputa de la carreraen la que se ha metido, ha arriesgado al límite con el desgaste de sus neumáticos y, para cuando ha tomado la decisión de entrar en boxes, ya no lequedaba goma para llegar al mismo.
Ni suerte de Fernando Alonso, ni milagro, ni mala suerte de Lewis Hamilton, ni mal funcionamiento mecánico, ni nada de nada; solamente un error de decisión del piloto inglés, producido por el exceso de ambición por querer ganarlo todo, sin dejar a los demás disfrutar de una parte de las mieles del triunfo. Si verdaderamente el azar jugase en su contra en la próxima carrera, este errorcometido hoy seguramente le costará el título mundial y, entonces, sí sería una cuestión de suerte para uno de los otros dos pilotos, es decir, para el ganador.
Es lo que le ha pasado al piloto inglés Lewis Hamilton este fin de semana en Shangai, que no se conformaba con asegurarse el título de campeón del mundo frente a Fernando Alonso, sino que además, ha disputado la victoria de la carrera arriesgando innecesariamente. “Sólo” tenia que seguir la estela de Kimi Raikkonen para conseguir el título pero, además, en la disputa de la carreraen la que se ha metido, ha arriesgado al límite con el desgaste de sus neumáticos y, para cuando ha tomado la decisión de entrar en boxes, ya no lequedaba goma para llegar al mismo.
Ni suerte de Fernando Alonso, ni milagro, ni mala suerte de Lewis Hamilton, ni mal funcionamiento mecánico, ni nada de nada; solamente un error de decisión del piloto inglés, producido por el exceso de ambición por querer ganarlo todo, sin dejar a los demás disfrutar de una parte de las mieles del triunfo. Si verdaderamente el azar jugase en su contra en la próxima carrera, este errorcometido hoy seguramente le costará el título mundial y, entonces, sí sería una cuestión de suerte para uno de los otros dos pilotos, es decir, para el ganador.