Cuando el equipo no está obteniendo los
resultados esperados y se va situando de la mitad hacia atrás de la
clasificación, suele ser común escuchar que lo que hace falta es mano dura. Y
un buen ejemplo de esto es lo que explica el periodista en el Diario vasco
(10/10/14) I. Izquierdo, en un
artículo relacionado con esta cuestión.
Es un caso relacionado con el equipo de la
premier inglesa, el Fulham, que contrató
como entrenador al alemán F. Magath, para salvar al equipo y evitar el
descenso a la segunda división. Una de las costumbres era, después de perder un
partido, suspender la jornada de descanso
y sustituirla por un partido de 90 minutos de 11 x 11 en todo el campo.
Otra consistía en aumentar la carrera continua durante 45-60
minutos o poner multas exageradas y desproporcionadas en relación a sus
salarios, ante retrasos justificados o sin justificar,
era igual. O sea, actuaciones
disparatadas y alejadas de toda cordura, que en ningún caso generarán una actitud constructiva, colaborativa, de
responsabilidad, que lleve a los jugadores a implicarse al máximo y a dar todo lo que tienen en el campo, sino todo lo contrario. Es decir, lo que genera es amotivación en toda su expresión. Según
el artículo, el entrenador ha sido despedido hace 15 días y el equipo se encuentra
clasificado en última posición, después de haber descendido a segunda división.