Como preludio a la final de la Copa de la UEFA 2012 entre el
Atl. de Madrid y el Ath. de Bilbao, se comentaba en un artículo de opinión en el diario El País, sobre la motivación que el entrenador del Ath., M. Bielsa, iba a utilizar con sus
jugadore que, en todos los casos se relacionaban con la motivación extrínseca.
En las charlas individuales que ha hecho con los
jugadores se ha centrado en que tienen que ganar la final por diferentes
razones; entre otras, por Bilbao, por la afición y porque eso les revalorizará en el futuro, sin mención
alguna a refuerzos intrínsecos.
Habrá que observar como entra en el partido este equipo,
si ese pretendido efecto motivador se traducirá en un juego intenso, preciso y
excelentemente elaborado, como lo han demostrado en otras ocasiones. Porque lo que se persigue con ello es que los
jugadores rindan al máximo en esta situación, que sean capaces de dar la mejor
versión de sí mismos pero, sin embargo, este tipo de estrategias alejan a los
jugadores del rendimiento óptimo y les impide rendir a su nivel.
En mi opinión, es una errónea estrategia para aumentar la
motivación de los jugadores, en una situación en la que ésta (la motivación) debe
de alcanzar su máxima expresión “per se”, es decir, por el significado de la propia situación y
por la importancia que le otorgue cada jugador intrínsecamente.