lunes, 10 de junio de 2013

ni grandes euforias ni grandes dramas


                 Es la opinión del tenista mallorquín, R. Nadal, después de ganar su octavo torneo de Roland Garros en París, en un artículo publicado por el diario El País (10/06/13), referido a la actuación de dicho deportista en el torneo.
            Además manifestaba que había superado sus dudas con pasión durante los siete meses que había estado lesionado en la temporada pasada: “sin trabajo duro no puedes volver. Cuando voy a entrenarme no voy a entrenar por entrenar, sino con una meta concreta; hay cosas que no sé si podré hacer, pero de lo que sí estoy seguro  es de que puedo intentarlo, porque entrenar sin metas es estúpido”.
            Y continuaba, “soy una persona positiva, pero las dudas son parte de la vida; los que no tienen dudas son muy arrogantes porque nada está claro en este mundo. Hay que disfrutar de las situaciones difíciles, de salvar situaciones duras y encontrar soluciones para los problemas”.  Es un evidente ejemplo de un deportista apasionado con su deporte, centrado en la mejora continua, con muchísimas horas de entrenamiento deliberado, con gran tolerancia a la adversidad y una inteligencia emocional muy elevada. Desarrollar estas capacidades es lo que le  ha llevado  a ser un deportista extraordinario y a obtener unos resultados excepcionales.