Es
la opinión del tenista mallorquín, R. Nadal, después de ganar su octavo torneo
de Roland Garros en París, en un artículo publicado por el diario El País
(10/06/13), referido a la actuación de dicho deportista en el torneo.
Además
manifestaba que había superado sus dudas con pasión durante los siete meses que
había estado lesionado en la temporada pasada: “sin trabajo duro no puedes volver.
Cuando voy a entrenarme no voy a entrenar por entrenar, sino con una meta concreta;
hay cosas que no sé si podré hacer, pero de lo que sí estoy seguro es de que puedo intentarlo, porque
entrenar sin metas es estúpido”.
Y
continuaba, “soy una persona positiva, pero las dudas son parte de la vida; los
que no tienen dudas son muy arrogantes porque nada está claro en este mundo.
Hay que disfrutar de las situaciones difíciles, de salvar situaciones duras y
encontrar soluciones para los problemas”. Es un evidente ejemplo de un deportista apasionado con su deporte,
centrado en la mejora continua, con muchísimas horas de entrenamiento deliberado,
con gran tolerancia a la adversidad y una inteligencia emocional muy elevada. Desarrollar
estas capacidades es lo que le ha
llevado a ser un deportista extraordinario
y a obtener unos resultados excepcionales.