martes, 11 de junio de 2013

la gestión del talento, afortunadamente, se entrena


A lo largo de estos días numerosos artículos en prensa se han centrado en la eliminatoria de ¼ de final de la Copa del Rey  de fútbol, entre el Real Madrid y el C.F. Barcelona, en los que se ha abordado cuestiones relacionadas con el alto rendimiento.

Concretamente en el artículo firmado por E. Punset en el diario El Mundo (25/01/12), se señala que en las investigaciones de los últimos años confirman que los equipos de alto rendimiento que buscan la excelencia, en diferentes ámbitos de la vida cotidiana, comparten similares habilidades técnicas y cognitivas, y que en esos niveles de excelencia lo que marca la diferencia es la gestión del talento.
En nuestro caso, es evidente que el entrenador con su estilo de liderazgo, con su estilo motivacional y con la utilización de los recursos humanos que tenga a su alcance, es decir el potencial de los jugadores de su equipo, mediará en el rendimiento colectivo. Pero tan importante como eso es la capacidad que muestre cada jugador en la gestión de su propio talento. Y qué debe de hacer?
En primer lugar coordinar la razón, el instinto y la emoción a partir del conocimiento de sus emociones, de sus fortalezas, de sus debilidades, de sus  necesidades y de sus principios integrándolo en una unidad de acción.
En segundo lugar, orientar, conducir  y utilizar eficientemente los impulsos  y los sentimientos que dictan su comportamiento y la toma de sus decisiones, es decir, la inteligencia contextual.
En tercer lugar, la motivación vinculada a factores internos frente a los externos, es dcir, la pasión por el trabajo bien hecho, por la superación personal y grupal; lo que supone perseguir los objetivos desde la inteligencia, el respecto al adversario y la pasión, frente a la  fuerza, la violencia y los engaños.
Finalmente señalar que, para  desarrollar el talento y convertirse en grandes deportistas, todos han tenido que esforzarse, entrenar  duro y sacrificarse durante muchos años, pero no todos han invertido por igual en aprender a gestionar  dicho talento,  que es lo que a la postre será lo que marque la diferencia entre ellos.