sábado, 8 de junio de 2013

ignorante no es el que desconoce las cosas, sino el que rechaza o se rie de lo que no sabe.


            Al hilo de la entrada anterior sobre la importancia de saber escuchar, y pensando en  algunas resistencias que he encontrado en deportistas a la hora de abordar el entrenamiento mental, me surge esta reflexión cuyo origen  se remonta a principios del siglo pasado, concretamente al escritor B. Pérez Galdós, fallecido el 4 de Enero de 1920.
            A veces, cuando se quiere llegar a ser deportista de élite, hay que saber que el entrenamiento en el alto rendimiento se fundamenta en unos principios básicos que se pueden trasladar a otros  ámbitos profesionales  en los que se desee llegar a la excelencia. En nuestro caso, sirven de guía   para llegar al deporte de élite.
 El tiempo invertido (la regla de las 1.000hx10 años), el esfuerzo intencionado y deliberado, una disposición positiva hacia la evolución y la mejora, la utilización del conocimiento teórico y práctico y,  finalmente, la preparación integrada, es decir, atender a las necesidades tecnico-tácticas, a las biomédicas y condicionales y a las psicosociales, son los principios fundamentales que se deben respetar en un modelo de excelencia. Cuando los deportistas cumplen estos principios señalados en su preparación, podemos afirmar que  pertenecen al alto rendimiento deportivo.