Al
hilo de la entrada anterior sobre la importancia de saber escuchar, y pensando
en algunas resistencias que he
encontrado en deportistas a la hora de abordar el entrenamiento mental, me surge
esta reflexión cuyo origen se
remonta a principios del siglo pasado, concretamente al escritor B. Pérez
Galdós, fallecido el 4 de Enero de 1920.
A
veces, cuando se quiere llegar a ser deportista de élite, hay que saber que el entrenamiento
en el alto rendimiento se fundamenta en unos principios básicos que se pueden trasladar
a otros ámbitos profesionales en los que se desee llegar a la
excelencia. En nuestro caso, sirven de guía para llegar al deporte de élite.
El tiempo invertido
(la regla de las 1.000hx10 años), el esfuerzo intencionado y deliberado, una
disposición positiva hacia la evolución y la mejora, la utilización del conocimiento
teórico y práctico y, finalmente, la
preparación integrada, es decir, atender a las necesidades tecnico-tácticas, a
las biomédicas y condicionales y a las psicosociales, son los principios fundamentales que se deben respetar en un modelo de excelencia. Cuando los deportistas
cumplen estos principios señalados en su preparación, podemos afirmar que pertenecen al alto rendimiento
deportivo.