Los últimos acontecimientos ocurridos en el Tour de Francia 2007, relacionados con la etapa contrarreloj disputada el 21 de Julio, han generado una conmoción más en el tema del dopaje en el alto rendimiento deportivo. Del corredor infractor me quedo con la capacidad de lucha, de sacrificio y de perseverancia, con la que ha respondido en un estado de forma y de salud muy deteriorada, fruto de una caida sufrida dias atrás, por la que le tuvieron que dar veinte puntos de sutura en una rodilla.
Aprovecharé este suceso para destacar los aspectos positivos que pueda tener el hecho de desarrollar la motivación intrínseca en los corredores, frente a situaciones semejantes. En este tipo de etapas, los corredores están habituados a tomar decisiones en función de referentes externos, como son los tiempos parciales de otros corredores.
Es evidente que si funcionamos de esta manera estaremos a merced de los referentes externos y, en el caso de que los tiempos sean peores que los de ellos, se producirá un descenso de la motivación, que se traducirá en un bajo rendimiento. Esta situación señalada, el hecho de ir haciendo peores tiempos que los adversarios, repercutirá negativamente en la competencia percibida y en el compromiso con el esfuerzo, es decir, se sentirán menos competentes y se reducirá su implicación en el esfuerzo, con lo que su rendimiento será bajo.
Ahora bien, cuando un corredor presenta un alto nivel de compromiso con el esfuerzo, basado en la responsabilidad personal y posee una alta competencia percibida autorreferente, podemos decir que posee una alta motivación intrínseca. En este caso, los tiempos parciales que hagan sus adversarios podrán tenerse en cuenta, pero nunca poseerán más valor decisional que los dos aspectos señalados anteriormente y, por lo tanto, su rendimiento dependerá de factores internos y autorregulados.
En el caso que nos ocupa, aquellos corredores que tenían como referencia los tiempos parciales del ganador y su disposición personal se basaba en la motivación extrínseca, seguramente no habrán rendido a su nivel. Por el contrario, en los que poseían una disposición motivacional personal intrínseca, su rendimiento se aproximará al máximo. Y ¿qué quiero decir con todo esto?
Pues que los corredores que se han dejado influenciar por el ganador, han tomado la decisión de no darlo todo durante la disputa de la etapa, con el consiguiente perjuicio personal, cuando la situación real es que dicho corredor ha sido descalificado por haber infringido las normas que regulan los procesos de recuperación.
Por eso es muy importante que los corredores conozcan el impacto que genera cada una de las dos formas motivacionales.
Una disposición motivacional intríseca centrada en la tarea influye en las autopercepciones de competencia y autonomía y, posiblemente, los deportistas tomarán referentes internos para evaluar su competencia, y se sentirán más autónomos dado que su actividad no depende de refuerzos extrínsecos. Por el contrario, los deportistas con una disposición motivacional extrínseca y orientada al ego, evaluarán su propia competencia en comparación con los demás, y posiblemente se sentirán menos autónomos, dado que su actividad dependerá del éxito relativo de los demás.