domingo, 8 de julio de 2012

el entrenamiento psicológico sólo hace mejores a los que son buenos, se esfuerzan y se implican en su propia mejora.


Diferentes científicos están mostrando las claves de las teorías que en su tiempo revolucionaron la ciencia y que han permitido llegar al descubrimiento actual conocido como el bosón de Higgs, en un paso hacia la comprensión del universo (El Diario Vasco 08/07/12). El  invento de la rueda en el V milenio antes de Cristo, en Mesopotamia, para transportar materiales en lugar de arrastrarlos; la teoría Heliocéntrica de N. Copérnico (1507) o la teoría de la relatividad de A. Einstein (1905), son los principales ejemplos.
Provienen de una actitud innovadora y de hacerse preguntas acerca de cómo se puede mejorar, de cómo se puede avanzar en el conocimiento y en la comprensión de ese mundo desconocido, como es el universo. De la misma manera, se conoce poco nuestra  capacidad cerebral y su funcionamiento, es como un microcosmos  interno que necesitamos  conocer y  desarrollar. 
        Por eso, para alcanzar su máximo potencial, que se encuentra en lo más profundo de nuestro ser y al que es imposible llegar sin una actitud reflexiva sobre lo que hacemos y sobre las cuestiones que nos pueden hacer mejorar, se hace imprescindible   que los deportistas se esfuercen y se impliquen en su propia mejora.
 Hasta dónde puede llegar el nivel de competencia?  No debemos olvidar que, aunque los avances científicos son iguales y están disponibles para todos,  siempre queda  conocer el alcance competencial que genera  su utilización por  los deportistas, dado que cada persona es única e irrepetible.
¿Que se puede  hacer día a día para avanzar  en esa dirección, qué tipo de trabajo va a fortalecer los puntos débiles y reforzas los fuertes, como se está gestionando el talento o cómo se está mejorando? Son cuestiones a las que las capacidades psicológicas pueden ayudar a resolver y  a mejorar a los que son buenos, trabajan y se implican en su propia mejora.