jueves, 20 de septiembre de 2018

un modelo de excelencia


           A veces, cuando hablo con los deportistas acerca del entrenamiento, de las mejoras o después de una competición, sobre todo cuando el resultado no ha sido el deseado, les invito a que lean esta entrada que muestra algunas de las características de los modelos de excelencia frente a los modelos de rendimiento.  En la alta competición, el resultado es muy importante pero, en mi opinión, no es lo más importante.
       En este sentido, algunas de las características que definen un modelo de excelencia son: a) buscan el máximo desarrollo potencial de los deportistas por encima del rendimiento, a través de la mejora continua; b) son garantistas y no probabilísticos; c) se centran en aquellos aspectos que están bajo el control del deportista, desarrollando la autorregulación y la autodeterminación; d) consideran el error como parte necesaria para seguir mejorando. e) utilizan para la evaluación un sistema ipsativo  “I” frente al normativo; f) la satisfacción se obtiene a través de la propia actuación, del compromiso y la implicación en el esfuerzo, de la atmósfera formativa en el entrenamiento y de la mejora, independientemente de que el objetivo final de rendimiento, ganar, se cumpla o no.  Entonces, la cuestión es: ¿en qué modelo se quiere mover el deportista y/o el entrenador?