En
la ultima publicación “Pensar rápido, pensar despacio” del doctor Kahneman
(2012), uno de los pensadores más importantes del mundo, profesor de psicología
en la Universidad de Princeton y premio Nobel de economía por sus aportaciones en psicología sobre
el modelo racional de la toma de decisiones, comentaba un pequeño experimento
que había desarrollado con su colega Tversky, sobre la respuesta intuitiva.
“Nuestro
objetivo era identificar y analizar la respuesta intuitiva, la primera que se
nos ocurriera, la que estábamos tentados de dar aún sabiendo que era errónea. Cualquier intuición
que los dos compartiéramos, la compartirían muchos más. A veces eran ideas absurdas”. La respuesta intuitiva de los expertos, la
primera que te viene a la cabeza, se explica mejor por los efectos de la práctica
prolongada que por la heurística.
Se encuentra estrechamente relacionada con la
toma de decisiones rápidas pero,
al tomarse sin conocer el alcance de sus consecuencias, las
probabilidades de cometer errores es mucho mayor ya que, en la mayoría de los
casos, carecen del sentido y de la
lógica del juego. Por eso es fundamental entrenar y desarrollar el
principio de disponibilidad, a través
de la repetición, practicando mentalmente las
diferentes soluciones que podemos encontrar en nuestro bagaje de memoria y
recuperarlas, para poder actuar de forma eficiente en situaciones futuras.
Además, es la mejor manera de reducir la frecuencia de errores y de desarrollar
la consistencia a elevados niveles de rendimiento así como la fortaleza mental.