El
segundo experimento al que se refiere el artículo publicado en el diario Noticias de Gipuzkoa (8/08/17), relacionado
con la importancia del autodiálogo para controlar el estrés, estuvo dirigido
por el director del laboratorio de
Emoción y Autocontrol , E. Kross, profesor de psicología de la Universidad de
Michigan y, en ambos casos, fueron financiados por los Institutos Nacionales de
Salud y la Fundación John Temple.
Los participantes en el experimento
reflexionaron sobre experiencias dolorosas de su pasado en primera o tercera
persona, mientras que su actividad cerebral se media con resonancia magnética.
Los resultados mostraron menor actividad en la región del cerebro implicada en
la reflexión sobre experiencias dolorosas cuando utilizaban la autoexpresión en
tercera persona, lo que sugiere una mejor regulación emocional. Además no se requería
más actividad cerebral relacionada
con el esfuerzo que cuando lo hacian
en primera persona.
Según Kross, lo realmente emocionante es que
los datos cerebrales de estos dos experimentos complementarios sugieren que
hablarse a sí mismos en tercera persona puede constituir una forma
relativamente fácil de regulación emocional. La judoka M. Blasco, medalla de
oro en los JJOO de Barcelona 92, ya realizaba esta práctica en tercera persona
de forma intuitiva, para intentar superar
el dolor generado por la trágica muerte de su entrenador, S. Cardell
(q.e.d.): “Ella, desde las gradas, se veía a sí misma compitiendo en el tatami,
en tercera persona”, y comentaba que lo hacía así porque se quedaba más
tranquila”