En
un artículo publicado en el diario
Noticias de Gipuzkoa (8/08/17), se comentaban las conclusiones de las últimas investigaciones
relacionadas con la importancia del autodiálogo para controlar el estrés;
concretamente el hecho de hablarse a sí mismo en tercera persona constituye una
forma relativamente fácil de autocontrol. Simplemente reflexionando sobre sus
propios sentimientos en tercera persona: “Por qué está molesto Ekain? Hace que
emocionalmente sea menos reactivo
que cuando se dirige así mismo en primera persona: Por qué estoy molesto?
Según el doctor Jason Moser, profesor asociado de psicología y
responsable de una de las investigaciones, señala que: “En esencia, referirse
así mismo en tercera persona lleva
a la gente a pensar sobre sí mismo
de forma más similar a cómo piensan sobre los demás, y esto se puede evidenciar en el cerebro. Ayuda a las personas a establecer cierta distancia
psicológica de sus propias experiencias, lo que a menudo puede ser útil para
regular las emociones”. En el experimento realizado en el Laboratorio de
Psicofisiologia de la Clínica de Moser, reaccionaron a imágenes neutrales e
inquietantes, tanto en primera como en tercera persona, mientras que su
actividad cerebral era monitorizada por un encefalograma.
Al reaccionar a las fotos perturbadoras, la
actividad cerebral emocional de los participantes disminuyo muy rápidamente
cuando se referían a sí mismos en tercera persona. Las investigaciones también midieron la actividad cerebral
relacionada con el esfuerzo de los participantes y llegaron a la conclusión que
el uso en tercera persona no suponia más esfuerzo. Esto sugiere que, en el alto rendimiento, el
uso de la “autocharla” en tercera persona puede ser una estrategia eficiente
para regular las emociones “in
situ”, frente a otras formas de regulación emocional que requieren un
considerable esfuerzo de concentración y de tiempo lo que, en la mayoría de las
situaciones de elevada presión/ansiedad precompetitiva, no se dispone.