Antigua e interesante reflexión que cobra sentido especial en el fútbol
actual, sobre todo en el aspecto ofensivo, dado que las oportunidades que se
generan durante el juego son enormemente efímeras, y el valor de la oportunidad
para aprovecharlas es imprescindible para alcanzar el éxito.
Los desmarques de ruptura, los pases al espacio,
el juego al primer toque, los remates a portería según llega el balón y otras muchas
situaciones existentes durante el partido, sólo adquieren peligrosidad para el
equipo adversario si van acompañadas de altas dosis de oportunidad.
En estos casos la oportunidad debe conjugar dos
elementos inseparables, por un lado la decisión adecuada y, por otro, el tiempo
de ejecución porque, como hemos señalado más arriba, las situaciones se crean
en un instante y desaparecen al siguiente. También en numerosos momentos de otras
modalidades deportivas como, por ejemplo, cambiar el ritmo, seguir a una
adversaria, aprovechar un hueco para adelantar a los que van por delante, son
acciones que están impregnadas de oportunidad.