martes, 1 de noviembre de 2011

de la activación emocional y el estilo motivacional a la consistencia en el juego.


A veces llama la atención, sobre todo en deportes colectivos, los altibajos que se producen en el juego de los equipos que afecta a su rendimiento. Un fin de semana desarrollan un juego vistoso, eficiente, intenso y brillante y en el siguiente  partido desaparecen todas las virtudes que habían mostrado anteriormente, mostrando un juego deslabazado, poco vistoso y errático.
A mi modo de ver esta inconsistencia en el juego es de carácter multifactorial, en el que la activación emocional y  el estilo motivacional actuan de vertebradores y  facilitan en ensamblaje del potencial de los jugadores.
El estilo motivacional configurado por la motivación intrínseca y la orientación motivacional  hacia la tarea permiten mantener la atención, la persistencia y  la intensidad  del esfuerzo en el comportamiento táctico y en las necesidades del juego.  
La activación emocional generada por contingencias internas permiten gestionar y optimizar la respuesta emocional, lo que refuerza el efecto positivo sobre  la toma de decisiones,  la visión de juego, la  asertividad, el coraje y la presión sobre los adversarios.
Pero cuando estos activadores internos son sustituidos por otros de carácter exógeno, como el nivel del equipo contrario, el resultado parcial del marcador, el público u otros semejantes, no es posible mantener la consistencia  en el juego que se busca.
Cuando el estilo motivacional y la respuesta emocional depende de factores externos, no es posible ser consistente en el juego porque los activadores están fuera del control del deportista. Por ejemplo, en un partido contra el C.F. Barcelona  la activación de los jugadores será optima, pero cuando el adversario no es tan significativo desaparece esa activación que permite optimizar el potencial de los jugadores y para  rendir por lo que valen, deben de utilizar los activadores internos. Por lo tanto, es muy importante entrenar y desarrollar  el uso de  dichos activadores emocionales y motivacionales internos, para identificarlos y tenerlos a disposición cada vez que se  afronte una competición.