Se habla habitualmente
de excelencia con mucha facilidad, sin saber a ciencia cierta a qué nos estamos
refiriendo, o que dimensión abarca lo que se comenta poniendo límites a lo que
no lo tiene.
Si creemos sinceramente que siempre se puede mejorar, entonces si
podemos entender el hecho de que la excelencia no es un destino que se puede
alcanzar, sino que es un camino que hay que recorrer, pero que no tiene fin. Entonces, centrémonos en el
proceso de mejora permanente y disfrutemos mientras experimentamos dicho
proceso.
La pasión armónica, el perfeccionismo, el sentirse extremadamente competente, el abordar
los retos sin temor a equivocarse, el insistir y persistir a pesar de que no
encontramos la solución adecuada, el disfrutar con lo que se hace y el hecho de
sentir alta satisfacción vital, son algunos de los atributos que deben
acompañar a un deportista experto que quiera llegar a ser excelente entendiendo
que, el verdadero éxito, siempre será poder seguir mejorando.