lunes, 15 de enero de 2018

la ambición como la pasión, puede generar armonía u obsesión.I

          Leyendo un artículo en el diario El País  (14/01/18 sobre la ambición, firmado por I. Serrano- Rosa,  me venía a la memoria la similitud que tiene con la pasión y posibles nexos que les une a la hora  de  relacionarlo con los deportistas de alto rendimiento. A veces se identifica en ellos la ambición y la pasión, sin tener claro si se consideran  atributos en términos positivos o negativos, armónicos u obsesivos, constructivos o destructivos.
        La ambición  “el querer más” genera un fuerte impulso orientado hacia el logro,  hacia  la superación de las tareas necesarias para alcanzar  las metas autoimpuestas.  Nos estimula  para progresar y abordar los cambios necesarios para sortear los obstáculos y mantener una actitud  proactiva y persistente, a lo largo de todo el camino. Es decir, se entiende como  la búsqueda del  máximo desarrollo del propio potencial activado para alcanzar una meta.  En este caso, estamos de acuerdo con el contenido del artículo que la considera como la versión sana que implica valentía, entusiasmo y capacidad de liderazgo.
          Sin embargo, la ambición mal enfocada, la que busca el afán de superación de los demás, antes que la autosuperación,   centrada en conseguir resultados  a cualquier precio, carente de integridad  y  de funcionamiento ético, es la que genera comportamientos obsesivos y destructivos, impactando negativamente en la salud mental de los deportistas y en su satisfacción vital. Desgraciadamente existen numerosos ejemplos en el deporte de alto rendimiento, en los que ocurre esto.