En
los últimos dias han aparecido diversas manifestaciones en prensa (D.V.
24/11/11), en el entrono de la Real Sociedad, relacionadas con este dilema.
“necesitamos ganar partidos para coger confianza” o “la confianza se coge
ganando partidos”. Son dos de los ejemplos ilustrativos de la cuestión.
Ahora
bien ¿qué supone esto?. Cuando se piensa que hay que ganar partidos para coger
confianza se producen varios errores no conscientes: el primero es que la hacemos
dependiente de contingencias externas, como es el resultado.
En
segundo lugar, ante la evidente necesidad de tener confianza para ganar partidos, ¿qué podemos
hacer si no la tenemos antes de
disputarlos y la necesitamos para conseguirlos?. En esta ocasión también nos
ponemos a merced de los acontecimientos externos y la confianza fluctuará en
función de ellos, lo que no se encuentra bajo el control del deportista.
En
tercer lugar ¿qué ha ocurrido para haber perdido confianza o para que fluctúe
de forma descontrolada y esté fuera del control del deportista cuando más la
necesita? Por los resultados adversos? Una vez más contingencia externa, es
decir, regulada por elementos externos.
En cuarto lugar, pensar que se ha perdido la confianza cuando no ha sido así, porque la opinión de los propios jugadores es: “el equipo es capaz de sacar esta situación adelante, somos capaces de darle la vuelta a esto”, no es ni más ni menos que una manifestación de alta confianza en sí mismos.
En cuarto lugar, pensar que se ha perdido la confianza cuando no ha sido así, porque la opinión de los propios jugadores es: “el equipo es capaz de sacar esta situación adelante, somos capaces de darle la vuelta a esto”, no es ni más ni menos que una manifestación de alta confianza en sí mismos.
Por
eso, es muy importante saber cómo
funciona la construcción de la confianza, focalizar la atención en los elementos internos y poder trabajarlos para mantenerla
alta y estable, a pesar de cosechar resultados adversos. Es la clave para aumentar las posibilidades de obtener
resultados positivos y cambiar el negativo rumbo de los acontecimientos y, además, el
hecho de entrenarla y mantenerla
depende del propio jugador.