Con este título comienza un artículo de opinión en el diario El Mundo 20/06/10, en el que se realizan valoraciones acerca del partido España- Suiza disputado en el Campeonato del Mundo Jobourg-10 que, por supuesto todas ellas están mediatizadas por el resultado obtenido por el equipo español.
Se menciona que “no alcanzó el nivel adecuado de activación, arousal, y que les faltó incorporar la agresividad en la visualización”. En este caso señalar que no hay arousal colectivo, sino que siempre es un aspecto individual, por lo que habría que hacer una valoración personal, y que la agresividad es una mala compañera para el rendimiento, pero no así la asertividad, que quizás es lo que se quiso decir.
En otro apartado se menciona con vistas al próximo partido que “ por encima del rival existe un reto y es demostrar ser fiel al modelo que representan, que no ha sido superado”. En este caso indicar que el modelo debe ser el medio por el que consigan su objetivo y nunca debería convertirse en un objetivo per se, como se deduce del comentario planteado.
Creo que estas valoraciones no hubieran aparecido si España hubiera ganado el partido. Sigo pensando que el equipo preparó adecuadamente el partido, que lo afrontaron con determinación, que jugaron a un buen nivel, pero que hubo cosas que no les fueron favorables, es decir, los elementos externos no acompañaron.
Esto se deduce del juego que desarrollaron durante todo el partido, porque existe una opinión unánime en que la posesión de balón fue de 70% -30% favorable a España y en que las oportunidades de gol fueron de 5 a 1. Ahora bien la diferencia está en que a Suiza, que hizo un partido defensivo como lo tenía que hacer, las cosas le salieron redondas y, además, tuvo la suerte que necesitaba para ganar, que es lo que le faltó a España. Los propios jugadores suizos son los que explicaron de ésta manera el extraordinario resultado que obtuvieron en este partido.
Se sigue sin tener en cuenta la presencia de contingencias externas en la competición y que, para obtener un resultado favorable, se necesita tener la suerte suficiente para conseguirlo. Por lo tanto, mezclar valoraciones sobre el afrontamiento y la actuación durante la competición con el resultado obtenido, es una respetable opinión pero muy alejada de una valoración criteriada y fundamentada necesaria para poder explicar lo ocurrido durante el partido señalado.
Se menciona que “no alcanzó el nivel adecuado de activación, arousal, y que les faltó incorporar la agresividad en la visualización”. En este caso señalar que no hay arousal colectivo, sino que siempre es un aspecto individual, por lo que habría que hacer una valoración personal, y que la agresividad es una mala compañera para el rendimiento, pero no así la asertividad, que quizás es lo que se quiso decir.
En otro apartado se menciona con vistas al próximo partido que “ por encima del rival existe un reto y es demostrar ser fiel al modelo que representan, que no ha sido superado”. En este caso indicar que el modelo debe ser el medio por el que consigan su objetivo y nunca debería convertirse en un objetivo per se, como se deduce del comentario planteado.
Creo que estas valoraciones no hubieran aparecido si España hubiera ganado el partido. Sigo pensando que el equipo preparó adecuadamente el partido, que lo afrontaron con determinación, que jugaron a un buen nivel, pero que hubo cosas que no les fueron favorables, es decir, los elementos externos no acompañaron.
Esto se deduce del juego que desarrollaron durante todo el partido, porque existe una opinión unánime en que la posesión de balón fue de 70% -30% favorable a España y en que las oportunidades de gol fueron de 5 a 1. Ahora bien la diferencia está en que a Suiza, que hizo un partido defensivo como lo tenía que hacer, las cosas le salieron redondas y, además, tuvo la suerte que necesitaba para ganar, que es lo que le faltó a España. Los propios jugadores suizos son los que explicaron de ésta manera el extraordinario resultado que obtuvieron en este partido.
Se sigue sin tener en cuenta la presencia de contingencias externas en la competición y que, para obtener un resultado favorable, se necesita tener la suerte suficiente para conseguirlo. Por lo tanto, mezclar valoraciones sobre el afrontamiento y la actuación durante la competición con el resultado obtenido, es una respetable opinión pero muy alejada de una valoración criteriada y fundamentada necesaria para poder explicar lo ocurrido durante el partido señalado.