Es la conclusión que se puede sacar después de observar la actuación del piloto asturiano del equipo Renault, Fernando Alonso, durante el Gran Premio de Singapur-08. El hecho de salir en 15ª posición y con el objetivo de optimizar la capacidad de su coche, les hace plantearse una determinada táctica, centrada en las tareas que deben de realizar y olvidándose del resultado. Es más, cuando se refieren al mismo lo hacen con cierto pesimismo señalando que, en la práctica, el podium está imposible: "la carrera está perdida, aquí no se puede adelantar. Ni siquiera un safety car me podría ayudar". Inician la carrera con el objetivo de hacerlo lo mejor posible, dentro de sus posibilidades. Sin embargo, en un momento muy favorable para los intereses del piloto asturiano, aparece un safety car justo cuando sólamente él había realizado la primera parada en boxes. Este golpe de suerte junto a su maestría y su orientación hacia la tarea hacen que al final consiga un triunfo inesperado. Esto es un excelente ejemplo de lo que llamo “tener la suerte suficiente para ganar”. Por eso, a los deportistas y entrenadores con los que trabajo, junto al recuerdo de su responsabilidad frente a sus tareas, siempre les deseo que tengan suerte, ni mucha ni poca, sólo la suficiente.