En numerosas ocasiones he observado a deportistas y entrenadores automotivarse utilizando para ello la presión exógena, centrando su atención e importancia en el resultado, sin caer en la cuenta de que, cuando haces esto de forma prioritaria, se pierde la perspectiva de la tarea que se debe realizar para alcanzar el objetivo que se busca. A esto es a lo que denomino “autotrampa motivacional” porque los deportistas, inconscientemente, cambian su orientación motivacional personal y pasan de estar orientados hacia la tarea a centrarse en el resultado. Cuando ni siquiera sabes que esto está sucediendo, difícilmente se puede poner remedio a los efectos que produce, como son el aumento de la ansiedad, la inestabilidad de la confianza o la pérdida de atención de las situaciones de juego durante las fases críticas de la competición, entre otras. De ahí la importancia de conocer el funcionamiento de los procesos motivacionales, sobre todo, desde la perspectiva de metas de logro.