Leo estos días acerca del último partido de futbol que tienen que disputar el Sporting de Gijón, el Málaga y la Real Sociedad, en el que se juegan dos puestos de ascenso, y no dejan de sorprenderme algunas de las valoraciones que se están haciendo: Que si los jugadores del Málaga están nerviosos e inquietos, que en Gijon están preocupados por la visita del Eibar, que tienen miedo a perder etc., etc… Quizás sean pensamientos que a los seguidores de la Real les gustaría que los tuvieran los jugadores de los otros equipos.
A nada que reflexionen un poco los jugadores de los dos primeros equipos señalados, se preguntarán si prefieren estar con posibilidades de depender de ellos mismos para ascender, lo que genera presión, o como la Real Sociedad, que depende de los resultados de los otros equipos, lo que a priori parece que se tiene menos presión y más tranquilidad. Pero en realidad, la aparente baja presión por ganar, al depender de otros resultados, sólo le puede acompañar una falsa tranquilidad .
La presión asociada al aumento de posibilidades por obtener un objetivo siempre es deseable y bienvenida y, en este sentido, los equipos señalados sólo tienen que conseguir el resultado que obtenga la Real Sociedad para alcanzar su objetivo. Que todavía no se haga esta reflexión supone que se está lejos de entender los procesos inmersos en el alto rendimiento deportivo y, por eso, esperamos que no la hagan, que gestionen mal la ansiedad, que la consideren negativamente y que obtengan peor resultado que la Real Sociedad: esta posibilidad también existe.